jueves, 14 de mayo de 2009

Sobre Amores Perros II

Producción y Edición: Cynthia Sabat csabat@gmail.com

“Tenemos que aprovechar la crisis del cine americano”

MCI estuvo presente en la conferencia de prensa que dieron Alejandro González Iñarritu y Guillermo Arriaga, director y guionista de Amores Perros, la película mexicana que impactó al público argentino, un melodrama urbano que muestra “el laberinto que somos” en tres historias sin medias tintas. Ante un grupo reducido de periodistas los mexicanos hablaron del guión, del rodaje y la repercusión mundial de la película. Criticaron el cine americano y la violencia según Tarantino. Hablaron de la aventura que es vivir en la ciudad de México, de la crisis del cine americano y de cómo crear un circuito de distribución de películas latinas para unirnos, por fin, en un mercado.

La idea, el guión y la estructura

- Las tres historias que componen Amores Perros son muy distintas entre sí. La historia del perro, la de Valeria y Daniel, está más cerca del cine fantástico que del realismo que se manejan en las otras dos. Estas diferencias fueron buscadas desde un comienzo?
Guillermo Arriaga: Fue buscado desde un comienzo. Quisimos hacer varias apuestas, y una de las apuestas fue hacer un ejercicio dialéctico: una tesis que es un drama realista, con una antítesis que es una pieza absurda, con dos ritmos completamente distintos, tratando de que hubiera una síntesis. Si te das cuenta la primera historia es vertiginosa, la segunda es pausada, y la tercera es en medio de las dos. Quisimos hacer algo que, creo, hasta la fecha, no se ha hecho en otra película, que es combinar géneros dentro de un mismo film. Un drama realista, una pieza absurda y un thriller psicológico. Espero que funcione, pero sí, se buscó con la intención de que hubiera ese cambio de ritmo.

- Reconocés influencias de Tarantino en esta película? Al ser un film con tres historias que se unen en un eje común (que es el choque de autos) hay muchos elementos en común con su cine.
GA: Yo soy un fan de Tarantino. Me parece que Perros de la calle es una gran película. Pero yo no la había visto antes de escribir este guión. Quizás la influencia mayor que he tenido en mi obra literaria son un norteamericano, un español, dos mexicanos y un argentino. Ellos son William Faulkner con El sonido y la furia, que si lo recuerdan es una historia fragmentada en el pasado, el presente y el futuro, al igual de Amores Perros. Y una vez leí un cuento que se llama El jardín de los senderos que se bifurcan de Jorge Luis Borges y dije “wow, qué forma de construir!”. Agrego a Pío Baroja, Juan Rulfo y Martínez Berlanga. Mi influencia es más bien literaria. Esta forma de hacer cine se hace en la literatura, en la pintura y en la escultura desde hace muchos años: la defragmentación, el contar una historia fragmentada no es nueva. Entonces Tarantino es como un ejemplo de esta forma de narrar, pero no fue ni el primero ni el único. Por ejemplo en la película mexicana El callejón de los milagros también se hizo, en Antes de la lluvia, en Smoke de Wayne Wang. Así que no es directamente una influencia de Tarantino, la influencia real sería Faulkner y Borges.

- Siendo tu experiencia más bien literaria, ¿cuando comenzás a tener contacto con el cine?
GA: Yo tengo tres novelas publicadas: Escuadrón guillotina, Un dulce olor a muerte y El búfalo de la noche, que espero poder presentar en Buenos Aires pronto. Un dulce olor a muerte se adaptó al cine, en una coproducción argentino-mexicana-española, Héctor Alterio la protagonizó, y a partir de la compra de esos derechos para llevarla al cine me empezó a interesar. Y después tuve la suerte de conocer a Alejandro (González Iñarritu) que siempre he dicho que es como un hermano que tenía perdido y que el cine me lo trajo.

- ¿Cómo surgió la idea de Amores Perros?
GA: Alejandro leyó un guión mío que se llama Cielo abierto, y me llamó para que escribiera un argumento suyo, que es muy bueno, pero como novelista me cuesta mucho trabajo escribir ideas de otros. Entonces yo le presenté la idea de lo que hoy es Amores Perros, y Alejandro estuvo trabajando muy cercanamente en el guión, y es una historia donde la mano de Alejandro se nota, pero la idea original partió de mí.

- ¿Qué fue lo que más te interesaba contar en esa primera idea?
GA: Lo que más me interesaba contar era el juego de tiempos. Yo pensaba “qué pasó antes de un accidente, qué le ocurrió a esa gente hasta llegar a ese momento”. Yo creo que el camión que nos va a matar está circulando en la carretera hace diez horas. Si ahora nos tardáramos un momento más, que tal si por ese minuto de más nos embistiera un auto y nos matara?. Siempre tuve esa fascinación. También lo que pasa durante el accidente, y cuáles son las consecuencias: el presente y el futuro. Y por otro lado quería construir la historia de un hombre dividida en tres partes: un protagonista de 20, uno de 40 y otro de 60 años. Esa es la intención de la estructura. Cuando contamos historias no podemos evitar saltar del presente al pasado, y de ahí al futuro. No contamos las historias con primer acto, segundo acto y tercer acto. Siempre saltamos el tiempo contando, y eso era parte de lo que quería reproducir.

- ¿Cuánto tiempo les llevó la elaboración del guión?
GA: Nos llevó 3 años, y fue reescrito 36 veces en máquina de escribir. Algunas páginas las escribí hasta 200 veces. Porque no se trata de apretar el “delete”, sino de volver a construir. Si cambias una palabra cambias el sentido de todo un párrafo. Ahorita ya me reblandecí y tengo una computadora (por la insistencia de Alejandro), pero la uso de máquina de escribir. Escribo una hoja, la imprimo, y la vuelvo a escribir completa.

- Antes hablabas de la atracción que te generaba Borges. ¿Te atraen los planteos laberínticos que suele tener en sus historias?
GA: Sí, me enloquecen. La vida, al fin y al cabo, es un laberinto. Entre lo que somos, lo que creemos que somos, las mentiras que decimos de lo que somos...creo que Borges lo retrató mejor que nadie. El día que yo pueda usar un adjetivo con un sustantivo como lo hace Borges, y hacer avanzar la narración, recién me voy a sentir tranquilo.

El rodaje y los perros

-¿Cómo fue el trabajo con los animales en el rodaje? Tuvieron quejas de las asociaciones protectoras de animales en México?
Alejandro González Iñarritu:
Trabajamos con Larry Casanova, que es una persona conocida en México por rentar animales, desde jirafas hasta ratas entrenadas para cine. Trabajamos con él y con dos veterinarios, y la idea era lograr algo muy real pero que no se dañara a los animales. Los perros eran perros de Larry, y de hecho los actores trabajaron mucho con ellos. Si los perros siguen a El Chivo no es porque yo los dirigiera bien, sino porque el actor iba cada 2 o 3 días a alimentarlos, y los actores entrenaron mucho con los perros para saber cómo agarrarlos. De hecho la historia pasa por esa relación tan profunda entre los personajes y los perros, es una relación muy cercana. Creo que traté peor a los actores que a los perros.
En México las riñas de perros son muy subterráneas, no es algo popular que uno pueda ir a ver. Se da en circuitos pequeños, en varios bajos, pero no solo pasa en México, sino también en Nueva York, Chicago, París. Pero es casi un tabú; es muy impresionante sobre todo por la gente que va allí, yo fui a ver dos peleas. Es como la riña de gallo, muy salvaje. Pareciera que hay animales que se permite dañarlos en una película y otros que no, con los perros hay cierta sensibilidad. Si la gente ve un animal con una gota de sangre es preocupante, aunque en la misma película las personas se maten entre sí.

- ¿Cuánto tiempo llevó el rodaje?
AGI: Fueron 10 semanas de rodaje, con 3 meses de preproducción y como 7 meses de edición. En total casi llevó un año, o un poco más si sumamos la postproducción de sonido.

- ¿Se hicieron muchas modificaciones en la postproducción, a partir de la estructura ideada en el guión?
AGI: Sí, hubo modificaciones ligeras, no muchas pero las hubo. Cambié cosas de lugar que pensé que estaban distrayendo un poco. Por ejemplo Ramiro aparecía en el primer capítulo muerto, y luego aparecía vivo en el tercero. Y otras escenas que se quitaron. El primer corte duraba 3 horas, que era tal cual el guión. Y quedó una película de 2 horas y 27 minutos. Así que hubo cosas que quedaron afuera, y otras que se cambiaron de lugar para hacerla más fluida.

- ¿Qué fue lo más difícil de hacer esta película?
AGI:
Lo más difícil fue la fuerza que me demandó esta película, física y psíquicamente. En lo personal me siento agotadísimo. Es lo más fuerte de hacer una película de este tipo, porque finalmente para mí el cine no es más que una extensión del ser humano, y este tipo de películas son eso, desdoblarse y dar todo, son batallas que hay que sostener todos los días. Desde lograr el guión que tu necesitas como director, y estar atrás de la historia, hasta encarnarlo y llevarlo a cabo, y pelearte con los productores. Y luego la edición es una guerra solitaria, y la postproducción es otra guerra contra el laboratorio, la mezcla y el sonido....es muy demandante. Y luego viene la distribución y la promoción, son muchas cosas que se vienen. Yo pensaba que una película era filmarla y listo, pero no acaba.
También siento que la gente está esperando ver qué nos traemos entre manos ahora, cuál será la próxima película, para ver si esto no fue un golpe de suerte. Pero finalmente eso es bueno, hay alguien que espera tu trabajo. Ahora ya tienen una obra de calidad, y esperan lo siguiente.

- ¿México es un país de 90 millones personas, donde 4 millones ya vieron Amores Perros. Es este un record de taquilla?
AGI:
Te voy a dar un ejemplo: la película más taquillera en la historia de México fue Titanic, con 6 millones de espectadores. México es un país con muchas limitaciones en términos económicos, o sea, no es un país donde el 30% de la población pueda ir al cine. Además Amores Perros fue prohibida para mayores de 18 años. Pero 4 millones de espectadores fue algo muy importante.

La banda de sonido y el trabajo de Gustavo Santaolalla

-¿Cómo fue que elegiste la música de la película, y cómo fue el trabajo con Gustavo Santaolalla?
AGI: Yo tenía en la cabeza Ry Cooder y lo que él hizo con la banda de País,Texas. Yo quería muy poca música en al película, porque creía que la película estaba sosteniendo al emoción con las imágenes. No me gustan las películas con mucha música, solo quería hacer pequeños énfasis. A la canción de Nacha Pop “Lucha de gigantes” ya la tenía en vista hacía un tiempo por varios motivos, por haberlo traído como promotor y porque la letra tenía mucho que ver con lo que estaba pasando en la película. Pero empecé a buscar un productor, y mi supervisor musical me presentó varias opciones y entre ellas el disco Ronroco de Gustavo Santaolalla, que fue editado en Los Angeles. Es una maravilla, de hecho Michael Mann lo utilizó en The insider. El disco es una belleza, con instrumentos argentinos, y me enamoré. El estaba trabajando con una serie de grupos, fui a L.A., le presenté la película y estuvo llore y llore al final de la película, se conmovió mucho. Y dijo “tengo la agenda repleta, pero muevo todo para trabajar para esta película.” Y nos pusimos a trabajar, y coincidimos en que debía ser una música frágil, vulnerable, muy sencilla, que solo dimensione las imágenes. Fue el proceso más divertido de toda la película. El junto a Anibal Kerpel, agarraban tubos de agua, de PVC, y soplaban, había armonios hindúes, violines de lata comprados a unos indios del sur argentino...yo le decía que parecían instrumentos post-chernobyl, que sobrevivieron a una explosión nuclear. Lo más sofisticado fue una guitarra con un amplificador roto...fue bellísimo. Más tarde invitamos a varios grupos a ver la película, a Illya Kuryaki, Control Machete, Café Tacuba, Versuit Bergarabat y otros más, para armar un collage de canciones latinas e hispanas inspiradas en la película, y salió un CD doble, un trabajo increíble producido por Gustavo.

Los festivales y el “ghetto latino”

-¿Cómo fue el paso de Amores Perros por Cannes? Cómo fue la trastienda de ir con una película mexicana a ese festival?
AGI: Nos pasó algo muy particular: en un pirncipio yo tomé el hecho de estar en la Semana de Crítica, como algo no muy elogioso. Porque nosotros pretendíamos estar en la selección oficial, pensábamos que teníamos una película que podía competir. Después de la crítica que hubo de la Semana, lo comprobamos. Desgraciadamente hay un ghetto donde los latinoamericanos estamos sumergidos, y el ser “sudaca” nos pone en una posición de desventaja en festivales europeos de esa magnitud. Desgraciadamente no somos orientales, ahorita ser taiwanés o coreanos es super high, es la realidad. Por más que tienen un cine interesante, hay como un prejuicio positivo para con ellos y un prejuicio negativo para con nosotros. Así que de pronto estuvimos en esta Semana, y fue muy bueno porque desde la primera presentación empezó a crearse un rumor favorable. Yo no conocía esto, donde todo el mundo te saluda en los países, y son presidentes de estudios, y agentes, y distribuidores, y periodistas. Y me di cuenta del poder que fue adquiriendo la película día tras días, ya que se empezaban a hablar, hablar y hablar de la película. Y ahora que ya recorrí varios festivales me di cuenta que es un festival muy especial, tiene una gran energía. Hay una cantidad de medios impresionantes, creo que después de las Olimpíadas debe ser el evento donde más periodistas hay en Europa, entonces ganar un premio, aunque sea en la Semana de la Crítica, dimensiona la película de una forma enorme. Yo lo viví como una combinación entre una pesadilla y un sueño.

GA: Lo que más me impresionó de Cannes fue la reacción del público. Cuando se proyectó por primera vez, estábamos nerviosos, y veíamos que la gente salía de la sala. Y pensábamos “por qué están saliendo?“, me acerqué a uno y le pregunté y me dijo “no, no me estoy yendo, soy comprador y estoy avisándole a mi jefe que venga”. La gente salía de la sala porque le estaba gustado, nunca había pasado eso. Además recuerdo gente de muy diversos países, como Australia o Vietnam diciéndome “contaste la historia de mi vida”, eso fue muy fuerte, que gente tan diferente se haya identificado con las historias.

-Alejandro, pensás que hay una cuestión de snobismo y sobredimensionamiento también con respecto al cine iraní?
AGI: Sí, hay algo de eso, hay corrientes evidentemente, y hay agendas de los festivales. O sea, de pronto tienen que darle un poco a los estudios, un poco al cine independiente, un poco al cine francés, y al italiano porque están un poco enojados con la Comunidad Europea porque no hubo italianos en Cannes... así que al otro año hay que darles un poquito de lugar; a los sudacas hay que darles algo también para que no se sientan relegados. Hay agendas, no deja de ser políticamente complejo, y no es una acusación. Simplemente creo que es un festival internacional y como tal tiene sus políticas, que son difíciles. Depende del jurado también... Luc Besson debe tener una visión del cine muy distinta a la que tiene David Cronenberg, es evidente. Es un azar lo que ocurre en los festivales. Pero sí, hay una corriente pro-iraní. Por ejemplo la Cámara de oro la ganaron dos iraníes, cosa que me parece una locura. Porque uno hablaba de una parte del gobierno y el otro de la otra, y no podían supuestamente premiar a uno solo, para que “no nos acusen de tomar parte”.
Yo he aprendido que el festival más bonito es el de Nueva York, donde participó Amores Perros, y donde estás en un panel con Lars Von Trier, con Wong-kar Wai, con Ang Lee y todos los grande, y no hay competencia, es un panorama del cine mundial en la ciudad más exquisita para ver cine que es Nueva York. Y entonces ya sos ganador: estás ahí, y tenés una review del New York Times y ese es el premio. Desgraciadamente lo malo de los festivales es que si no ganas, pierdes, y hay películas grandiosas que no se llevan premios.

- El azar parece ser un tema central en la película, el por qué uno toma un camino o se cruza con una situación y no con otra. ¿Tienen alguna anécdota donde alguna cuota de azar haya determinado el rumbo de la película?
GA: Bueno, sí, hay una anécdota con el nombre. La película en un principio se iba a llamar Perro negro, perro blanco, y Alejandro con unos amigos se estaban burlando del título, cuando lo llamo y le digo “Ya viste quien compite en Venecia y con qué título?” Y era Emir Kusturica con Gato negro, gato blanco. Así que cambiamos, y me parece mucho más afortunado Amores perros. Además, un día salimos de un restaurant, estabamos en pleno trabajo con la película, y nos dimos un abrazo y en ese momento cruzan la calle un perro negro y uno blanco. En las locaciones donde íbamos, enfrente siempre encontrábamos un perro negro y uno blanco.

AGI: En Cannes, había una señora con dos perros, uno negro y uno blanco. Eso era alucinante.

GA: Eran signos de buena ventura. Sí, el azar es un elemento importantísimo en la película, y en la vida. A mí me obsesionan particularmente los accidentes automovilísticos. En el momento en que chocas a alguien, y lo matas, pasas a tener con esa persona que jamás habías visto una relación tan íntima como un matrimonio perpetuo. Porque el choque te unió de un modo en que ni imaginabas. Ortega y Gasset dice “Yo soy yo y mi circunstancia”, bueno: en qué medida soy yo y en qué medida mi circunstancia?. Esa es la pregunta central de la película: estos personajes van a dejarse vencer por las circunstancias, o van a tener el empuje para ir hasta donde ellos quieren ir?

Cine latinomericano : Unidos o dominados

-¿Qué películas o directores latinomericanos conocés y te interesan ?
AGI: Desgraciadamente llega muy poco cine latinoamericano a México. Es una desgracia, nosotros mismos nos hemos incomunicado. Un amigo mío dice que lo peor que le puede pasar a un artista latinoamericano para triunfar, es ser latinoamericano. Desconfiamos de nosotros mismos, hay una autodevaluación y sucede en muchas disciplinas. Nosotros mismos, en menor o mayor grado, tenemos ese prejuicio y nos subestimamos. Así que llega muy poco cine latinomericano a México, y el que llega dura poco, porque la gente no se atreve a ir, porque el distribuidor pone pocos medios para promoverla, porque piensan “a ver si esto pega”, no hay una apuesta. De Argentina conozco algo del cine de Marcelo Piñeyro, conozco la película El faro.... llega todo a cuentagotas, porque tienen que haber comprobado que ha sido exitosa aquí, así que seguramente llegará Nueve reinas, por ejemplo.

- ¿Hablando de Nueve reinas, pudiste verla?
AGI:
Me la recomendaron en San Sebastián así que la quiero ver. Aquí soy amigo de Lucho Bender, lo conozco por la publicidad. Ayer tuvimos una reunión con Lucho, Raúl Perrone y Flavio Nardini. Tengo muchas ganas de ver Felicidades y Plata Quemada. Yo estaba trabajando con Santaolalla en Los Angeles cuando él estaba musicalizando también Plata quemada. A mí me gustó mucho Martín Hache, Cenizas del paraíso ... la más memorable de las películas argentinas creo que fue La historia oficial, fue un boom, la gente aún la recuerda como el estandarte del cine argentino. Para que llegue una película tiene que haber ganado un Oscar o algo, hay que pasar algunas fronteras.
En San Sebastián me preguntaban por la industria cinematográfica mexicana...que yo sepa no existe una industria cinematográfica en México, porque un país que produce 12 o 14 películas por año no tiene una industria. Hay solo películas mexicanas. Creo que la única salvación para que los hispanoparlantes podamos salir de hacer películas de un millón y medio de dólares y tener mercados ínfimos, y poder además dialogar, entendernos, crecer, comunicarnos y conocernos a través del cine (que está totalmente invadido por el cine americano, aquí y en el mundo entero) será creando circuitos de cine latino e hispano en todos los países. Creo que tiene que haber un circuito, para que empecemos a conocer a los venezolanos con su acento, y a los argentinos que dicen “boludo”... y a otros que dicen “chevere”, y que eso empiece a ser familiar. Así tendremos un mercado de 500 millones de personas, y así se podrán hacer películas sobre la conquista... cuántos grandes guiones e historias quedan en un cajón porque no hay nadie que produzca películas de mayor envergadura?

- ¿Y cómo puede llevarse a cabo esa idea?
AGI: Para mí lo que está pasando ahorita con Amores perros es parte de eso. El poder entrar a un país, el poder ser entendido, comunicar y conectarse emocionalmente con el público de un país. Y ojalá no solo pase con esta película. El hecho de poder comunicar una problemática local pero que al mismo tiempo tiene un basamento universal, y que esto sea un detonador y que se piense “la próxima película mexicana podría estar buena” : ese sería mi sueño ..... simonbolivaresco (sic).

GA: Eso se logró con el boom en la literatura. El boom funcionó porque hubo un mercado literario que publicó a los escritores.

AGI: En México Cortázar, Sábato, Borges son íconos, como aquí seguramente lo es Octavio Paz ... hay gente que ha trascendido. No es literatura sudaca, al contrario, yo me siento profundamente orgulloso de pertenecer a esa tradición literaria...ojalá pasara eso con el cine. Y tenemos en este momento una gran oportunidad histórica, porque hay una gran crisis del cine americano. Y con el bagaje, las culturas y el pulso de la vida que tenemos en Latinoamérica, me parece que sería brutal poder comenzar a hacer una tradición cinematográfica. Mientras no lo hagamos, estaremos aislados, cada uno en su pequeño mercado.

Hollywood vs. Cines nacionales: “Tenemos una oportunidad histórica en la gran crisis que vive en cine americano”

- Con respecto a lo que llamás “crisis del cine americano”, pensás que hay una crisis entre lo que hacen los directores y lo que quiere el público? Por donde pasa la crisis?
AGI: En lo personal, yo creo que cada día que pasa la gente se va dando cuenta que le están tomando el pelo. En México nosotros estrenamos en verano la película, junto a Misión Imposible II, Tom Cruise y todo eso. Antes hubiera sido un suicidio estrenar junto a una película con millones de dólares invertidos en estrategia publicitaria...y les ganamos. Por qué? Porque yo me encargué de decir en la televisión y en la radio “van a volver a ver a un tipo matando gente, acostándose con mujeres guapas y sonriendo todo el tiempo?”. Y cada día la gente es más conciente de que es una tomada de pelo, y ya la gente está cada día más ávida de ver películas que no sabía que quería ver. Pasa como con la comida tailandesa: hasta que la pruebas no sabes que te gusta, te sorprende.
Los americanos, no sé lo que han hecho, pero han invadido el 95% de los mercados del mundo; creo que es un abuso y ellos mismos reconocen que ya la gente se está dando cuenta que hay mucha paja, que la gente está ávida de ver películas con contenidos, oír otras voces.
Por otro lado pienso que una película debe ser entretenida, me parece un abuso sentar a un espectador durante dos horas para decirle qué pienso yo de la vida y la existencia. La gente tiene derecho entretenerse, busca hacerlo pero llevándose algo de la película.

- ¿Te tienta la idea de trabajar para Hollywood? Cómo ves la posibilidad de que Amores Perros vaya por el Oscar?
AGI: Lo del Oscar lo tiene que decidir la Academia de Cine de México. Si lo decide, me encantaría, pero hay muchos intereses en juego. Además no sé si a la Academia de Hollywood le gustaría esta película. A ellos les gustan las películas de Begnini, de Tornatore... son supermelodramas italianos o polacos, del niño enamorado de su abuelo, y el pueblito, con música de violines, y la moraleja... y la gente de la Academia tiene 75 años entonces ven el folklore de los países y lloran...pero no buscan nada renovador. Son películas muy clásicas.
Con respecto a trabajar en Hollywood, tengo una agencia allá que se llama UTA, porque tiene a directores que yo respeto mucho, como a los Hermanos Coen, son gente que han mantenido su voz dentro de una industria tan poderosa como es esa. Entonces, yo estuve leyendo guiones que me han mandado, y están muy interesados en que lo haga porque como antes dije están en crisis y están buscando nuevas voces. No sé cuál será mi próxima película, pero sí sé qué tipo de películas no voy a hacer. Si yo puedo trabajar con los estudios, maravilloso, pero no voy a trabajar para los estudios. Ahorita estamos trabajando con Guillermo en un proyecto que se llamará 21 gramos, estoy trabajando en otro proyecto con Carlos Cuarón, con ambos estoy muy contento. Mientras haya una buena historia y yo creo que soy el mejor director, mataré por ella. Podré dirigirla en cualquier país.

-¿Cuál es esa película que sabés que no vas a hacer?
AGI: La que espera la gente. La que tiene al actor famoso, y sus punch lines adecuadas, con el final que debería ser y la gente quiere y espera ver. Y el tema que la gente espera porque está en boga. Eso es lo que no voy a hacer, hay gente que lo hace mejor que yo. Lo que quiero hacer son relaciones humanas, emociones humanas, simplemente que haya humanidad. Estar en un cuarto con tres actores son mis mejores efectos especiales. Me llegó un email de Miramax, contándome que quieren hacer la vida del tipo que escribió Peter Pan, y me encantó. Quiero hacer algo que conmueva.

- ¿Cuáles son tus directores preferidos?
AGI: Soy bastante ecléctico, y solo veo el cine que tengo que ver. No soy un estudioso. Y pocas han sido las películas que me han “volcado”, pero me conmueve mucho lo que están aportando al cine, y están influyendo en mí en una forma brutal, como Lars Von Trier, Wong-kar wai, Ang Lee. A su vez ellos viene de Cassavetes, de Jim Jarmusch, de Gus Van Sant, directores que me parecen super interesantes. Me gusta muchísimo Scorsese, Francis Ford Coppola, Woody Allen, Win Wenders... me gusta Jorge Pons.

La violencia y el cine de Tarantino: “ La violencia no tiene nada de gracia”

-¿Te molesta que se compare tu cine en cierto punto con el de Quentin Tarantino?
AGI: Yo lo respeto como director, creo que tiene mucho talento, pero me parece que es un director que tiene un tratamiento totalmente distinto al mío. De hecho me molesta esta corriente Tarantino-Robert Rodriguez que habla de la violencia como si fuera algo gracioso. Y eso se puede hacer cuando vives en u país rico y ves la violencia por la televisión, por los comics y los videos. Pero cuando eres víctima de una ciudad tan violenta como en la que yo vivo, la cosa cambia. Todo el equipo ha sido asaltado en las locaciones varias veces, y eran asaltantes reales, y toda mi familia ha sido robada, mi mamá ha sido golpeada, mi hermano secuestrado... y diariamente pasa que llegas a la oficina y sucede que mataron a la hermana de la vestuarista en un taxi hace dos meses, la destrozaron. A mí no me da risa, la violencia no tiene nada de gracia. Estoy hasta la madre de las películas de estos americanos que matan a balazos, se mueren de risa, dicen un par de chistes, se toman un trago y se acuestan con una mujer....estoy harto. Y esta película trata de desvanalizar esta visión estúpida y darle una dimensión humana, con las consecuencias dolorosas que tiene la violencia. Por eso no comparto esa ironía, esa visión cool de la violencia, la aborrezco. MCI


Publicado originalmente en MCI - Megasitio de Cine Independiente (www.cineindependiente.com.ar)

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